Carlos Fuentes es uno de los nombres que más resuenan cuando se habla de literatura mexicana en particular, y literatura latinoamericana en general. Ganador del Premio Cervantes de 1987, Fuentes es autor de numerosos ensayos y novelas, así como también libros de relatos –entre los cuales se cuenta El naranjo-. Ha mostrado también su interés por el cine y el teatro.
El naranjo (con el cual Fuentes cierra su ciclo narrativo que ha dado en llamar “la edad del tiempo”) es un libro compuesto por cinco relatos independientes, pero que no obstante se relacionan a través del elemento del naranjo, que le da título al libro y que funciona desde varios niveles de lectura: el naranjo es la frescura, la fertilidad, el mestizaje, la mezcla de dos mundos (Europa y América). Pero además, los relatos se relacionan en su temática central: la conquista, la atemporalidad de la historia, el círculo. Cada uno de estos elementos, a su vez, puede interpretarse en diferentes formas.
El primer relato de El naranjo se titula “Las dos orillas”, y da cuenta de la conquista de México por parte de Hernán Cortés, desde el punto de vista de un traductor. Está contado de atrás para adelante, comenzando por el final, lo que no hace sino acrecentar el efecto sorpresa de las vueltas de tuerca en la trama. “Los hijos del conquistador” habla, en boca de los hijos de Cortés, de la transformación del mundo americano y el mundo hispánico luego de la conquista. “Las dos Numancias” cuenta la historia del cerco de Numancia, con énfasis en la descripción de sensaciones corporales, táctiles y olfativas. “Apolo y las putas” es una alternativa al argumento del conquistador conquistado, y una vuelta al punto de vista de los muertos que ya aparece en otro relato. Finalmente, el libro se cierra con “Las dos Américas”, delirante juego temporal que repite elementos dispersos a lo largo del libro. De esta manera, cada uno de los relatos, a la vez que compone un mundo en sí mismo, dialoga con los otros cuatro, dando lugar a un libro muy sólido.