La participación en la educación básica, agentes, condiciones, modalidades y efectos esperados


Dr. Emilio Tenti Fanfani: Buenos días a todas y a todos. Lo primero que debo hacer es, mi nobleza obliga agradecer. Me siento realmente muy honrado, maestro y amigo Juan Díaz, por esta invitación, a compartir reflexiones. Aunque me toque a mí tomar la palabra en esta circunstancia, lo voy a tomar como primer movimiento, espero que esto sirva para que se establezca un diálogo.

Yo los considero a ustedes colegas, amigos, maestros, padres de familia, estimados amigos, funcionarios, altos funcionarios y amigos que me honran con su presencia aquí, un gusto. Pero esto también para mí es un motivo de temor, es una mezcla de respeto y temor. A pesar de las canas y de los años, uno que se enfrenta a estas circunstancias realmente siempre sufre esta situación de estrés, que creo que tiene que ver con la circunstancia, tiene que ver con la relevancia, tiene que ver con la representatividad de la gente que está aquí y con el aprecio que yo siento por los maestros, me siento un colega de ustedes. Tengo más de 40 años de ejercicio continuado de este oficio docente que está en discusión, en redefinición, en tela de juicio en todo el mundo occidental.

Así que espero serles útil. Yo siempre digo que tengo un solo objetivo cuando me encuentro en estas circunstancias: es interesar, movilizar el interés, ir un poquito más allá del sentido común, no aburrir, que también eso es importante, ustedes saben que nuestro discurso de la educación está plagado de lugares comunes, de frases hechas que repetimos, decimos y oímos, y a veces un poco llega a cansar. Espero no cansarlos con frases comunes. Es más, por el contrario, como decía el maestro Díaz, uno de mis objetivos es tomar uno de estos lugares comunes, es la consigna de la participación, como objeto de análisis crítico. No es que estoy en contra de la participación, vamos a ver que lo que voy a proponerles es un examen crítico del discurso de la participación, de las palabras que se dicen, las cosas que se dicen de la participación, no de las cosas que se hacen. Es más lo que se dice que lo que se hace, es cierto, hay una especie de inflación discursiva, todo tiene que ser participativo, toda política pública, es políticamente correcto decir que tiene que ser participativa, no solamente la política y la gestión del sistema escolar, también el sistema de salud, la política, las del desarrollo local, todo tiene que ser participativo. Y muchas veces cuando estas palabras se convierten en lugares comunes, uno no se detiene a pensar qué es lo que hay detrás, y lo que estamos diciendo, se corre el peligro de decir, como decía un famoso psicoanalista, Lacan: “El peligro es que seamos hablados por el lenguaje”, que no seamos nosotros los que hablamos, sino que el lenguaje habla solo.

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